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El patrimonio cultural es un valor insustituible, constituye la tradición de un pueblo, de sus ciudadanos, identifica a una sociedad. Lo constituyen diferentes bienes que pueden ser tangibles o intangibles, los cuales poseen características estilísticas, utilitarias, decorativas, afectivas, naturales y se constituyen en un bien heredado, producto de la creatividad, del arte, de la naturaleza y de la acción social. Su promoción y defensa no es sólo una tarea de los gobiernos, es una misión colectiva con la finalidad de mantener esos lazos que fortalecen a los individuos y a sus localidades porque es sin duda la memoria de la humanidad, es el eje central de la identidad, del sentido de pertenencia. Por ello, debe ser apreciado y difundido en todos los espacios y especialmente en las instituciones escolares.

jueves, 24 de junio de 2010

El patrimonio cultural de las comunidades en transformación: caso Municipio El Hatillo.


En un mundo globalizado los límites, las fronteras, son cada vez menos evidentes, esto se manifiesta sobre todo en el ámbito cultural. Cada día más las comunidades se desprenden del etnocentrismo, para involucrarse en conocimientos más amplios, que los alejan de limitaciones o segregacionismos, acercándolos al común ideal de igualdad. Pero ¿realmente todos somos iguales? En este caso, no vamos a estimar conceptos generales vinculados a los derechos humanos, sino que nos circunscribiremos sólo al análisis de la denominada divergencia cultural, enfocada en la estimación del patrimonio cultural por parte de las comunidades, que hoy más que nunca son dinámicas, participativas y están en constante transformación, para luego entrever la relación que tienen esos elementos en el contexto específico del Municipio El Hatillo.

Los recursos patrimoniales se evidencian en distintas manifestaciones heredadas y se clasifican en tangibles e intangibles, respondiendo a determinadas características, las cuales son significativas para un colectivo. Igualmente, los organismos competentes identifican y catalogan como patrimonio las expresiones culturales, edificaciones, tradiciones, espacios naturales, entre otros, como patrimonio local, regional, nacional o mundial, ya que son considerados como objetos, expresiones o lugares trascendentales para la sociedad.

 Al respecto, la UNESCO considera que el patrimonio cultural natural y construido "Son símbolos de la toma de conciencia de los Estados y de los pueblos acerca del sentido de esos lugares y emblemas de su apego a la propiedad colectiva, así como de la transmisión de ese patrimonio a las generaciones futuras." Significa entonces que, el patrimonio cultural es simbólico, identifica, fortalece el sentido de pertenencia y es un bien común, el cual debe ser considerado, valorado y defendido por una colectividad comprometida y consciente, en un clima de cambios continuos favorecidos en tiempos de globalización, que le obligan a preservar esos bienes, los cuales aportan efectivamente rasgos de identidad y pertenencia, a la memoria histórica de los pueblos.


A los efectos, Pardo (1994) expresa que "En el contexto de la globalización de la cultura y la economía, el proceso de fortalecimiento de la diversidad es cada vez mayor. En este sentido, el patrimonio tiene un valor de recurso cultural, vehículo de comunicación de la diversidad y la complejidad, de un gran interés." (p. 8).  Por esa razón, el patrimonio cultural se constituye en una posibilidad real de promoción de la diversidad cultural como un recurso, en un clima respetuoso de apertura, tolerancia, participación y entendimiento social. De ahí que la cultura es vista actualmente en un aspecto más inclusivo, que se aleja de viejos paradigmas y estigmas que calificaban despectivamente a comunidades o individuos como incultos. 


Destaca entonces lo propuesto en la Declaración de México sobre las Políticas Culturales de la UNESCO (1982), que ofrece un nuevo concepto de cultura, el cual abarca “el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”. (2009, p. 5).  Por ello, cada ser humano o grupo social tiene y hace cultura, e igualmente posee un rico y extenso patrimonio cultural que lo vincula a su pasado, al presente y le permite proyectarse hacia el futuro. 


Por ello, un proyecto o programa de patrimonio cultural es viable si se estima en sus dimensiones científica, cultural, social y económica, entendida esta última como generadora de desarrollo. En primer lugar, la dimensión científica del patrimonio cultural, según Pardo (1994 pp. 8-10),  comprende la labor divulgativa, estratégica, de servicios de conservación, los proyectos de investigación en sí mismos, en ese campo señala este autor que en la formulación de proyectos se debe considerar que "...el patrimonio es un bien cultural en una situación de integración progresiva en los hábitos de consumo cultural privado y comunitario." (p. 8).


Seguidamente, la dimensión social del patrimonio, la cual abarca el sentido de identidad en medio del proceso de globalización, donde valores, integración, cooperación e identificación favorecen el crecimiento sustentable de un espacio; todo esto representa los objetivos de los proyectos de patrimonio, en los cuales están inmersos contenidos y aportes de información, formación y educación. Por otra parte, lo económico se refiere al desarrollo y gestión de los proyectos de patrimonio, a fin de fortalecer lazos de cooperación entre distintos sectores sociales, para coadyuvar en el diseño de políticas de planificación estratégica, que promueva los patrimonios culturales en el marco de la diversidad cultural.


Lo que quiere decir que hay que pensar al patrimonio cultural globalmente, como indica Bassand (1992) "Es esencial que las personas que actúan en el terreno de la cultura, la "desectorialicen", piensen en ella de una manera global en sus relaciones con la región en proceso de cambio." (p.241), es decir el patrimonio cultural no debe estar desvirtuado de su capacidad de renovación, todo lo contrario, como se ha apuntado anteriormente debe responder al cambio, afianzado en sus características particulares, que lo distinguen y relacionan con un pasado y también a otras culturas, porque todos los pueblos tienen al menos un elemento en común y la integración ha favorecido innegablemente el crecimiento y trascendencia de la humanidad.


Ahora bien, en el caso específico del Municipio El Hatillo, el cual posee monumentos de interés nacional, hallazgos arqueológicos, un variado recurso natural, tradiciones y manifestaciones que lo identifican se ha desarrollado una normativa jurídica municipal para la conservación, restauración, rescate y rehabilitación de su patrimonio histórico-cultural, en todos sus aspectos. En ese sentido, nos vamos a referir al Artículo 3 de la Ordenanza, en su numeral D que prevé "El desarrollo en la ciudadanía de una conciencia de los valores culturales del Municipio en todas sus manifestaciones." (p.6), pero ¿cómo lograr este cometido? a nuestro juicio, de la única manera posible: educando.


En consecuencia, El Hatillo y su patrimonio cultural indudablemente están en transformación, pero su valoración efectiva, ordenada y de conjugación de esfuerzos entre todos sus actores sociales, permitirá su consolidación; asimismo la identificación de sus potencialidades permitirá proyectarlas dentro y fuera de su territorio, fortaleciendo su identidad y promocionando sus recursos, estimando su particularidad en medio de la diversidad cultural propia de una comunidad tan amplia y, que ha sido receptora de visitantes desde los tiempos de su fundación, hecho que ha permitido la inclusión de habitantes de distintas regiones y nacionalidades que hoy con su trabajo y cultura enriquecen a tan noble y hermoso lugar.


Para finalizar, citaremos al recordado Don Tirso Suárez, investigador hatillano, señalado por Maldonado (2001), quien manifestara que "El futuro de El Hatillo está en la educación y la cultura." (p.194). 


Fuentes:
Pardo, J. (1994). El patrimonio cultural en el contexto de las políticas culturales. Barcelona:    Interacció.
UNESCO (2009). Invertir en la diversidad cultural y el diálogo intercultural. Francia: Autor.
Bassand, M. (1992). Cultura y regiones de Europa: a partir del proyecto cultura y región del Consejo de Europa. Barcelona: Diputació de Barcelona.
Ordenanza sobre el rescate, conservación, restauración y rehabilitación del patrimonio histórico-cultural del Municipio El Hatillo.  Gaceta Municipal de El Hatillo, 21, Octubre  11, 2007. Concejo Municipal de El Hatillo
Maldonado-Bourgoin, C. (2001). Recuerdos y estampas de El Hatillo. En El Hatillo territorio afortunado. Caracas: ExxonMovil.

sábado, 12 de junio de 2010

226 años de la Fundación de El Hatillo



Reseña Histórica

El territorio del Municipio El Hatillo, estuvo poblado originalmente por aborígenes de la tribu Mariche, bajo el control del Cacique Aricabacuto, al norte de la Quebrada de Tusmare y del Cacique Tapiaracay, al sur de la misma.
En el año 1621, durante la época de La Colonia, se fundó la primera doctrina de indios, en la cabecera de la Quebrada de Prepo y Pariaguán, la cual posteriormente, daría origen a las poblaciones de Turgua y Santa Lucía del Tuy.
Don Balthazar de León obtiene el permiso, en 1766,  para la construcción de la Capilla de Santa Rosalía de Palermo.
Don Balthazar estaba casado con Doña Ana Francisca Pérez García. Y juntos liderizaban la lucha por separar al poblado de Baruta. Unidos a otras 180 familias, lograron ese objetivo el 12 de junio de 1784, fecha tomada desde entonces como la de la fundación de El Hatillo.
Posteriormente y gracias a su patrocinio, se construyeron la Iglesia Parroquial y la Plaza Mayor, la cual desde el año 1952 lleva orgullosa el nombre de nuestro Libertador Simón Bolívar. El Hatillo se hizo presente en Caracas, cuando el Corregidor y Justicia Mayor de El Hatillo Don Manuel de Escalona se sumó en la lucha contra el poder español, aquel histórico 19 de abril de 1810.
   
En la zona rural de Turgua, durante el siglo XIX se desarrolla ampliamente la producción de café, paralelamente sus hacendados participan en las acciones militares de la Guerra Federal, en la revolución llamada “La Genuina” gestada por los hermanos Natividad y Luciano Mendoza, propietarios de cafetales en Turgua, para alzarse contra el gobierno de Juan Crisóstomo Falcón, en el año 1867. Luciano Mendoza trás la victoria revolucionaria, fue nombrado miembro del Gobierno Provisorio Federal.
En 1878, nuevamente, el país entra en conflicto durante el gobierno del General Francisco Linares Alcantara, en ese momento contrario al guzmancismo; y José Ignacio Pulido, hacendado de Turgua y Quintana, se declara en lucha apoyado por los hermanos Mendoza, quienes el día 26 de junio, producen un fuerte enfrentamiento armado cerca de la Quebrada de Jesús, del que salen derrotados. En ese sitio adyacente a “Cerro Alto”, en la vía que conduce a Sta. Lucía, se encuentra un recordatorio de esta batalla conocido como “Las Cruces”.

Geografía

Situado al Sur-Este de la ciudad de Caracas (O66º,49’48’’ - N10º26’21’’) y enclavado en la serranía interior que corre paralela a la Cordillera de la Costa. El Municipio El Hatillo está conformado por territorio montañoso y es cruzado de sureste a noreste por vientos limpios y húmedos provenientes del Parque Nacional Guatopo, lo que le otorga un magnífico clima, máximo disfrute de pobladores y visitantes.
 Su extensión es de 114 Km2. y alberga una población de aproximadamente 75.000 habitantes. Está limitado al Norte por los Municipios Baruta y Sucre, al Oeste el Municipio Baruta, al Sur los Municipios Baruta, Paz Castillo y Santa Lucía y al Este por el Municipio Sucre del Estado Miranda.La orografía hatillana es diversa, siendo su mayor altura la del Picacho del Volcán (1.490 mts.), seguido por el Peñón de Curiara, a la altura de Cantarrana y El Paují; todos en el sector de Alto Hatillo y oscilantes entre los 1.250 y 1.400 mts. Otras alturas importantes son: La Loma, El Picacho de Turgua y el Alto del Cedral, estos dos últimos, con una altura aproximada de 1.200 mts.
Comprenden su geografía dos extensas zonas: la urbana, comprendida por las urbanizaciones Llano Verde, Cerro Verde, Los Pomelos, Los Geranios, Los Pinos, La Cabaña, Oripoto, Alto Hatillo, El Calvario, el Pueblo El Hatillo y la zona rural integrada por los asentamientos de La Unión, Gavilán, La Mata, Sabaneta, San Andrés, La Hoyadita, Puerta Negra y Turgua.
Al sur de la Quebrada de Tusmare, ha sido declarado por el Gobierno nacional como Zona Protectora del Área Metropolitana de Caracas.

Algunos datos complementarios
· Tras 12 años de lucha para elevar El Hatillo a parroquia eclesiástica se exige el levantamiento de un censo a fin de verificar sus economías, arrojando los resultados de 180 familias y una recaudación de 2842 pesos en metálico, cumplidos los requisitos se declara la autonomía de El Hatillo el 12 de junio de 1784.
· A pesar que desde 1833 El Hatillo expresa su deseo de tener escuelas públicas la acción no se concreta por falta de aportes económicos por eso la comunidad decide construirla a sus propias expensas y proveer la suma de 10 pesos mensuales para cancelarlos al preceptor, pero éste aspira un salario de 25 pesos mensuales, el municipio (nuevamente) no está en capacidad de proveerlos y la gobernación asigna sólo 10 pesos para completar la suma de veinte pesos que son aceptados y se les ofrece instrucción a 20 niños de la poblada.
· En 1900 Don Lisandro Fagundez ya había construido la casa que años después se convertiría en el Centro Social y Cultural.
Casi 100 años después El Hatillo recuerda a su prócer Manuel Escalona, que murió desterrado en Haití en el año 1816, en su honor el pueblo erige un busto el 5 de julio de 1911.
· En 1924 llega el primer automóvil marca ford a El Hatillo su dueño un Sr. de apellido Maldonado y tienen que halarlo con una yunta de bueyes por la subida a El Calvario, en 1925.
· El cura Marcos Ferreira y el Jefe Civil Fernanado Ramón Uzcátegui instalaron dos plantas eléctricas que se encendían a las 6 de la tarde y se apagaban a las 9:00 para darle luz a una parte del pueblo.
· La primera carretera de El Hatillo, la abre Carlos Ramón Naranjo entre 1927 –1929 por El Paují y Los Naranjos
· Hacia 1931 Rafael Marcano trae el primer radio que lo instala en su comercio ubicado en la esquina La Mota (Calle Instrucción y Sucre)
· Eleazar López Contreras era el dueño de la Hacienda Lagunita y es quien dona el terreno donde aún funciona la Escuela Conopoima, la cual inicia sus actividades en 1937 y comprende un total de10.000 mts2  
· En 1932 el Padre Castillo Toro, transfiere la fecha de la festividad en honor a la Patrona Santa Rosalía de Palermo desde el 4 celebra al 7 de septiembre, a las 12 del día explotan los fuegos artificiales frente al templo y provoca un saldo de cinco muertos y siete heridos, ese suceso se conoce como“el año de la quemazón" y recuerda la importancia de la fecha patronal, la cual no debe alterarse bajo ningún motivo.
· En 1937 llegó la luz eléctrica proveniente de la planta hidroeléctrica de El Encantado, ubicada en el sector Los Naranjos y era alimentada por la fuerza del río Guaire, fue la primera de su tipo en Latinoamérica. Ese septiembre inicia sus actividades el telégrafo (en la casa San Onofre, calle Comercio con Bolívar) siendo en ese momento la srta. Soledad Fagúndez García su primera operadora, el primer cine parlante fue instalado en El Loro (Calle Comercio)
· En 1938 se celebran las primeras festividades carnestolendas.
· En 1948 Antonio Bertorelli uno de los propietarios de la Hacienda Las Marías inicia su parcelamiento.
· En 1952 el Ingeniero Gerardo San Román y otros adquieren la hacienda La Lagunita para proceder a su urbanización.
· Para ese mismo año 1952 el piso de la Plaza era de macadam (pavimento de piedra machacada aglomerada por un rodillo compresor) las calles seguían siendo de tierra hasta que se asfaltaron durante el gobierno de Marcos Pérez Jiménez.
El 24 de julio de 1953 se instala un busto costeado por el pueblo como monumento al Libertador en lugar del que estaba en la plaza central del pueblo, en honor a Don Manuel Escalona.
Fuentes:
Maldonado-Bourgoin, C. (Coor.). (2001). El Hatillo territorio afortunado. Caracas: ExxonMovil de Venezuela.
Peraza González, J. F. (2006). Historia íntima y documentada del nacimiento a la pubertad del Municipio El Hatillo, Estado Miranda-Venezuela. Caracas: La casa tomada.

Vigencia de la educación patrimonial en el marco de la diversidad cultural. Corto análisis de los objetivos de la UNESCO.

Ante la interrogante surgida en días anteriores, sobre la vigencia e importancia de abordar una temática referida al estudio del patrimonio local en el contexto educativo, nos planteamos la revisión del abordaje, e igualmente la necesidad de contextualizar en una marco más amplio la temática de interés, cuya finalidad es en primer lugar, ofrecer como estrategia instruccional la tradición, las festividades, la historia, el patrimonio local; y en segundo lugar exaltar las manifestaciones culturales locales como expresión, sentimiento y necesidad de una comunidad, las cuales deben ser valoradas no sólo por sus habitantes, sino también por quienes lo visitan, como un espacio dinámico, susceptible y abierto a los cambios, pero con el requerimiento indiscutible de preservar, promover y mantener su memoria, su historia y patrimonio.

Si bien las comunidades presentan transformaciones en su dinámica, geografía e inclusive en sus manifestaciones culturales y gustos, es un interés de las localidades, sus instituciones y autoridades preservar lo más representativo de su cultura, en un marco de respeto, tolerancia e inclusión que se ha denominado, diversidad cultural. Al respecto, la UNESCO define la diversidad cultural como "...una fuerza motriz del desarrollo, no sólo en lo que respecta al crecimiento económico, sino como medio de tener una vida intelectual, afectiva, moral y espiritual más enriquecedora. Esta diversidad es un componente indispensable para reducir la pobreza y alcanzar la meta del desarrollo sostenible, gracias, entre otros, al dispositivo normativo, hoy día ya completo, elaborado en el ámbito cultural."

Entonces, la cultura no constituye un elemento aislado, mucho menos irrelevante, para sustentar esa premisa la UNESCO, realizó la Convención sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales, en 2005. La cual "...aspira a crear un entorno propicio en el que la diversidad de las expresiones culturales pueda afirmarse y renovarse en interés de todas las sociedades. Intenta reforzar los cinco eslabones inseparables de una misma cadena: la creación, la producción, la distribución/diseminación, el acceso y el disfrute de las expresiones contenidas en las actividades, los bienes y los servicios culturales." 

En ese sentido, esa organización internacional garantiza la pertinencia del abordaje de la cultura como elemento de desarrollo, de responsabilidad compartida para garantizar que el patrimonio cultural llegue a las futuras generaciones, por ello, se plantean jurídicamente su promoción, involucrando a todos los actores sociales, y por supuesto incluyendo a la escuela como espacio primigenio de interacción social, donde los cinco aspectos referidos anteriormente se presentan, en nuestra experiencia, en contenidos académicos aislados y ocasionales.

Es evidente entonces que "Se trata de anclar la cultura en todas las políticas de desarrollo, ya conciernan a la educación, las ciencias, la comunicación, la salud, el medio ambiente o el turismo, y de sostener el desarrollo del sector cultural mediante industrias creativas: así, a la vez que contribuye a la reducción de la pobreza, la cultura constituye un medio de cohesión social." Entonces si la cultura incide en todos los aspectos de la sociedad, ¿por qué no investigarla para su valoración en un contexto específico? 


En efecto, se busca que las localidades participen activamente en la apreciación efectiva de su diversidad frente a otras culturas, en que se favorezcan políticas que permitan la revitalización, la difusión, el conocimiento y la promoción de la cultura,  porque sin memoria no existe un presente. Para ello, se desarrolló, por parte de esa organización mundial el Proyecto UNESCO de educación de los jóvenes sobre el patrimonio mundial, que tiene como objetivos fundamentales la conservación del patrimonio, la toma de conciencia y la inclusión del estudio del patrimonio en el ambiente educativo.


Se observa claramente el interés de un organismo tan importante en la inclusión educativa del patrimonio cultural, ya que buscar integrar a los más jóvenes al conocimiento, a la defensa, preservación y conservación del patrimonio mundial, de la historia, la cultura, la ecología; promoviendo la consciencia, la integración. Esta iniciativa se viene desarrollando desde 1995, generando distintas propuestas, entre ellas foros y talleres internacionales, con estudiantes y docentes, con la finalidad de abordar con sus principales actores la educación patrimonial; asimismo ha producido materiales didácticos, para la utilización en el aula del patrimonio cultural mundial como actividad instruccional que propicie conocimientos, actitudes y valores.


Cabe agregar que efectivamente las comunidades y su cultura están sujetas a un cambio, sí, pero estos cambios están vinculados a particularidades específicas, que determinan esas transformaciones; claro que las localidades cambian, pero en su esencia siguen siendo las mismas. "Por ende lo que se necesita es definir políticas que den un giro positivo a estas “diferencias culturales”, de modo que los grupos y las personas que entren en contacto, en vez de atrincherarse en identidades cerradas, descubran en esta “diferencia” un incentivo para seguir evolucionando y cambiando." Por eso, la educación patrimonial actual busca resaltar la importancia de gestionar la diversidad, viendo esa transformación como oportunidad para el conocimiento de una identidad dinámica, compleja y rica que preserva sus raíces, su tradición e identidad en ese marco amplio e incluyente.


En ese marco referencial estimamos la investigación que desarrollamos para las escuelas del Municipio El Hatillo, viendo su cultura y tradición como un elemento susceptible al cambio, diverso, como lo es su geografía y población, pero que tiene el deber de mantener su historia, tradición, cultura, patrimonio, ya que eso es lo que la constituye como comunidad particular  vinculada con su diversidad y requerimientos de desarrollo. Sino formamos al ciudadano del Municipio El Hatillo en la visión de pertenencia, corresponsabilidad e identidad difícilmente podremos generar acciones sustentables de crecimiento y transformación.


Fuentes:

http://unesdoc.unesco.org/images/0018/001878/187828s.pdf
http://portal.unesco.org/culture/es/ev.php-URL_ID=34321&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html
http://portal.unesco.org/culture/es/ev.php-URL_ID=33014&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html

domingo, 6 de junio de 2010

Imágenes del Municipio El Hatillo I parte

El Municipio El Hatillo cuenta con una extensión territorial de 114 km2, los cuales están repartidos en tres aspectos que lo caracterizan y hacen tan particular: la zona urbana, siendo constituida por las urbanizaciones La Boyera, Los Naranjos, Cerro Verde, La Cabaña, El Cigarral, La Lagunita, La Unión; la zona del pueblo El Hatillo con sus pequeñas calles, casas de techos de caña amarga y tejas, paredes de adobe, tapia o bahareque y la zona protectora constituida por las comunidades de Turgua y Sabaneta. 

En las imágenes a continuación se observa la combinación que posee el sector de La Unión, que alberga diversos conjuntos residenciales, campos agrícolas, casas y comercios tradicionales. Es una comunidad dinámica que se resiste a perder su tradición cultural ligada al campo, a la siembra, a la cordialidad.

Bodega de Los Hermanos Martínez en La Unión, a la izquierda se observa la pequeña Capilla de San Isidro, cuya celebración se desarrolla en el mes de Mayo, la comunidad de La Unión mantiene su tradición agrícola en los cultivos de pobladores de origen portugués.

Los campos arados esperando la semilla que dará hortalizas, frutos o flores, en la comunidad de La Unión del Municipio El Hatillo.

Las siguientes fotografías muestran parte de las montañas de Turgua, decretada como Zona Protectora de Caracas el 19 de julio de 1972, publicado en Gaceta Oficial Nº 29.859. Forma el límite sur natural del Municipio El Hatillo, extendiéndose de Oeste a Este la Fila de Turgua, que nace en el sitio de San Andrés y desciende hasta la margen derecha del río Guaire.

El patrimonio cultural de El Hatillo incluye sus espectaculares paisajes, especialmente las verdes montañas de la Zona Protectora que limita con el Municipio Paz Castillo del Estado Miranda. 




Turgua, en la zona sur del Municipio El Hatillo, se constituye como reservorio de aves y vegetación, su interesante historia está ligada a la producción agrícola en grandes haciendas, a leyendas, al arte y a la artesanía. 


 Un regalo para la vista y el espíritu adornado con el dinamismo del arpa mirandina, la alegría en un juego de bolas criollas, en el vuelo de un papagayo, en el sabor del café. Turgua podría ser referencia turística y cultural del Municipio El Hatillo, pero requiere de difusión y políticas sustentables que garanticen la preservación de su frágil ecosistema, la concientización de sus pobladores, en su dignificación como habitantes de un espacio de relevancia ambiental, igualmente necesita mejoras en los servicios públicos, en concordancia con su regulación como Zona Protectora, para ello la educación patrimonial sería una referencia importante, a fin de promover desde las instituciones educativas presentes en el sector actitudes y valores de preservación e identidad.