A los efectos, Pardo (1994) expresa que "En el contexto de la globalización de la cultura y la economía, el proceso de fortalecimiento de la diversidad es cada vez mayor. En este sentido, el patrimonio tiene un valor de recurso cultural, vehículo de comunicación de la diversidad y la complejidad, de un gran interés." (p. 8). Por esa razón, el patrimonio cultural se constituye en una posibilidad real de promoción de la diversidad cultural como un recurso, en un clima respetuoso de apertura, tolerancia, participación y entendimiento social. De ahí que la cultura es vista actualmente en un aspecto más inclusivo, que se aleja de viejos paradigmas y estigmas que calificaban despectivamente a comunidades o individuos como incultos.
Destaca entonces lo propuesto en la Declaración de México sobre las Políticas Culturales de la UNESCO (1982), que ofrece un nuevo concepto de cultura, el cual abarca “el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”. (2009, p. 5). Por ello, cada ser humano o grupo social tiene y hace cultura, e igualmente posee un rico y extenso patrimonio cultural que lo vincula a su pasado, al presente y le permite proyectarse hacia el futuro.
Por ello, un proyecto o programa de patrimonio cultural es viable si se estima en sus dimensiones científica, cultural, social y económica, entendida esta última como generadora de desarrollo. En primer lugar, la dimensión científica del patrimonio cultural, según Pardo (1994 pp. 8-10), comprende la labor divulgativa, estratégica, de servicios de conservación, los proyectos de investigación en sí mismos, en ese campo señala este autor que en la formulación de proyectos se debe considerar que "...el patrimonio es un bien cultural en una situación de integración progresiva en los hábitos de consumo cultural privado y comunitario." (p. 8).
Seguidamente, la dimensión social del patrimonio, la cual abarca el sentido de identidad en medio del proceso de globalización, donde valores, integración, cooperación e identificación favorecen el crecimiento sustentable de un espacio; todo esto representa los objetivos de los proyectos de patrimonio, en los cuales están inmersos contenidos y aportes de información, formación y educación. Por otra parte, lo económico se refiere al desarrollo y gestión de los proyectos de patrimonio, a fin de fortalecer lazos de cooperación entre distintos sectores sociales, para coadyuvar en el diseño de políticas de planificación estratégica, que promueva los patrimonios culturales en el marco de la diversidad cultural.
Lo que quiere decir que hay que pensar al patrimonio cultural globalmente, como indica Bassand (1992) "Es esencial que las personas que actúan en el terreno de la cultura, la "desectorialicen", piensen en ella de una manera global en sus relaciones con la región en proceso de cambio." (p.241), es decir el patrimonio cultural no debe estar desvirtuado de su capacidad de renovación, todo lo contrario, como se ha apuntado anteriormente debe responder al cambio, afianzado en sus características particulares, que lo distinguen y relacionan con un pasado y también a otras culturas, porque todos los pueblos tienen al menos un elemento en común y la integración ha favorecido innegablemente el crecimiento y trascendencia de la humanidad.
Ahora bien, en el caso específico del Municipio El Hatillo, el cual posee monumentos de interés nacional, hallazgos arqueológicos, un variado recurso natural, tradiciones y manifestaciones que lo identifican se ha desarrollado una normativa jurídica municipal para la conservación, restauración, rescate y rehabilitación de su patrimonio histórico-cultural, en todos sus aspectos. En ese sentido, nos vamos a referir al Artículo 3 de la Ordenanza, en su numeral D que prevé "El desarrollo en la ciudadanía de una conciencia de los valores culturales del Municipio en todas sus manifestaciones." (p.6), pero ¿cómo lograr este cometido? a nuestro juicio, de la única manera posible: educando.
En consecuencia, El Hatillo y su patrimonio cultural indudablemente están en transformación, pero su valoración efectiva, ordenada y de conjugación de esfuerzos entre todos sus actores sociales, permitirá su consolidación; asimismo la identificación de sus potencialidades permitirá proyectarlas dentro y fuera de su territorio, fortaleciendo su identidad y promocionando sus recursos, estimando su particularidad en medio de la diversidad cultural propia de una comunidad tan amplia y, que ha sido receptora de visitantes desde los tiempos de su fundación, hecho que ha permitido la inclusión de habitantes de distintas regiones y nacionalidades que hoy con su trabajo y cultura enriquecen a tan noble y hermoso lugar.
Para finalizar, citaremos al recordado Don Tirso Suárez, investigador hatillano, señalado por Maldonado (2001), quien manifestara que "El futuro de El Hatillo está en la educación y la cultura." (p.194).
Fuentes:
Pardo, J. (1994). El patrimonio cultural en el contexto de las políticas culturales. Barcelona: Interacció.
UNESCO (2009). Invertir en la diversidad cultural y el diálogo intercultural. Francia: Autor.
Bassand, M. (1992). Cultura y regiones de Europa: a partir del proyecto cultura y región del Consejo de Europa. Barcelona: Diputació de Barcelona.
Ordenanza sobre el rescate, conservación, restauración y rehabilitación del patrimonio histórico-cultural del Municipio El Hatillo. Gaceta Municipal de El Hatillo, 21, Octubre 11, 2007. Concejo Municipal de El Hatillo
Maldonado-Bourgoin, C. (2001). Recuerdos y estampas de El Hatillo. En El Hatillo territorio afortunado. Caracas: ExxonMovil.